Perfecta la síntesis de Lucas al describir el nacimiento de Jesucristo. Su relato es, ante todo, concreto y preciso. Es rigurosamente histórico. Nos ofrece nombres, cargos de los gobernantes, de su tiempo y lugares.

Lo que ya no es tan cierto es toda la leyenda que se ha tejido alrededor de aquel hecho histórico que conocemos con el nombre de Navidad.

Hace varios años el propio Juan Pablo II reconoció que la fecha del 25 de diciembre era convencional, que se eligió para sustituir la fiesta pagana del «Natalis Solis Invicti».

Entre las prohibiciones que practicaban los cristianos primitivos estaba la de no celebrar los cumpleaños, pues, por ser salvos, eran eternos. Consideraban paganos por lo tanto, celebrar lo natividad de Jesucristo; aparte de que «desconocían» el día de su cumpleaños.

 

EL AÑO DEL NACIMIENTO

Se da por sentado que Jesús nació el año cero de la Era Cristiana, o sea, en el año 753 desde la fundación de Roma, pero no es posible que sea así. Roma databa todos los eventos a partir de su fundación (fundada según la tradición por Rómulo y Remo el 21 de abril de 753 a.C.)

Según Mateo 2:1-8, Jesús nació durante el reinado del rey Herodes el Grande. El problema es que Herodes murió en el año 4 a.C., según el calendario romano. Jesús nació probablemente en el año 749 a 750 de ese mismo calendario romano, que varía cuatro o cinco años de la fecha dada en nuestro calendario moderno comúnmente aceptado.

El padre del error cronológico fue Dionisio, un monje apodado «el exiguo», al que el Papa Juan I le encargó (en el año 526) que fijara la fecha del nacimiento de Jesús. Según los eruditos, Dionisio cometió algunos errores. Pero, cuando se descubrió el error, era tarde para rectificar. En el año 644 la iglesia de Inglaterra aceptó la fecha y más tarde toda la cristiandad. Por lo que, siendo rigurosamente históricos, ¡Jesús nació el año seis antes de Cristo!

 

EL CUMPLEAÑOS DE JESÚS

La Navidad dio pie a los cristianos de Occidente para establecer una fecha para celebrar el nacimiento de Jesús. Hay que entender los factores que los llevaron a escoger el 25 de diciembre.

Para los antiguos germanos y los romanos el 25 de diciembre era el «cumpleaños» del Dios Sol, el más importante de los dioses paganos. Ese era el día más celebrado y más festivo del año. Por siglos se había celebrado, prestándose a toda clase de exceso.

Pero para el tercer siglo, los cristianos numeraban más que los paganos. Además, apareció en escena el victorioso general Constantino (274-337) que conquistó a Roma. La historia nos cuenta de su conversión, ocurrida en las afueras de Roma en 312, cuando tuvo la visión de una cruz sobrepuesta al sol, y oyó la voz que le dijo: «Con esta signo venceréis». Se convirtió así en el campeón del cristianismo. En el año 313, con el edicto de Milán, declaró el cristianismo religión oficial del imperio.

No es de extrañarse, pues, que al cristianizarse el mundo, ellos procuraran cambiarle el énfasis a la ofensiva fiesta del Dios Sol. Querían celebrar el cumpleaños de Jesús. No fue que adoptaron como suya la fiesta pagana; lo que hicieron, más bien, fue quitársela a los paganos para convertirla en el día para celebrar el nacimiento de Jesús, que en verdad merecía toda gloria y honor. Hasta había, por cierto, algo de precedente bíblico para hacerlo, pues Malaquías había profetizado: «Más a vosotros que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación». (4:2) Nótese el Salmo 84:11: «Porque sol y escudo es Jehová Dios».

Se parecen a los cristianos que más tarde tomarían canciones seculares y las cristianizarían con letra y doctrina bíblica. Lo impresionante es cuán exitosos fueron. ¿Quién hoy día piensa en el 25 de diciembre como el cumpleaños del Dios Sol?

No tengamos miedo de celebrar el Nacimiento de Jesucristo el 25 de diciembre de cada año.